El alcohol y el peso corporal son cosas que están muy vinculadas, sobre todo si se tiene un sobrepeso y se sigue bebiendo alcohol. Aunque la mayoría sabe que beber alcohol engorda, muchos siguen pensando que no es tanto como se suele decir. De hecho, se ha llegado a decir que lo que realmente engorda es la comida que se consume cuando se bebe.
Lo cierto es que hay algo de verdad en el hecho de que el alcohol no es el único culpable de coger kilos. Cuando se bebe mucho alcohol se suele comer peor y en más cantidad. La idea general que se tiene de los alcohólicos es que están muy delgados y enfermizos, pero nada más lejos de la realidad. Eso si pasa con otras drogas como puede ser la heroína por ejemplo. Sin embargo, la forma que tiene de actuar el alcohol es muy diferente.
Cuando hablamos de beber alcohol hay que tener en cuenta las calorías que se ingieren. Si se es bebedor habitual son miles de calorías que se están añadiendo a la dieta todas las semanas. Sin embargo, las calorías no son el verdadero enemigo para los que cogen peso bebiendo su bebida alcohólica favorita. El verdadero problema es una hormona del crecimiento llamada insulina.
La insulina es un componente importante que debemos conocer para entender la relación de alcohol y peso corporal.
El alcohol y la insulina


La mayoría de la grasa que se forma cuando se bebe mucho alcohol, es por una hormona llamada insulina. Para que se entienda en qué consiste esta hormona, cuando comemos alimentos que crean un alto nivel de azúcar en sangre, nuestro cuerpo libera insulina. Es el páncreas el que genera esta insulina que recorre nuestro cuerpo. Esto es lo que causa que nuestro cuerpo empiece a engordar. ¿Qué relación hay entre el alcohol y la insulina?
Lo primero es que hay que saber, es que el alcohol en si no causa que el páncreas empiece a generar insulina. Si las bebidas alcohólicas que hemos elegido contienen mucho azúcar, entonces si podría ocurrir directamente. En este sentido los cócteles, cubalibres y otras bebidas muy azucaras son muy contraproducentes. El anís es un ejemplo muy claro de esto.
Lo que ocurre con el alcohol que la gente bebe es que produce mucha energía. ¿Qué ocurre cuando acercas un mechero o cerilla al alcohol? Pues que se enciende, y es precisamente porque es una forma de energía combustible. Imagina como tiene que procesar esto nuestro cuerpo. Si encima lo mezclamos con comida para que el cuerpo la metabolice, le estamos dando trabajo adicional.
Todo lo que consumimos tiene que ser “quemado” y convertido en energía que nos sirva. Si ya de por si el alcohol es difícil de metabolizar, cuando se comen cosas con mucha grasa y glucosa todo se complica aun más. Por tanto, lo que decide hacer nuestro cuerpo es almacenar toda esa energía de alguna manera. Lo hace en forma de grasa, lo cual es la única manera de poder enfrentarse a tantas calorías y subidas de insulina.
¿Qué hacer entonces para evitar el sobrepeso?


Es evidente que la respuesta es dejar de beber, que es de lo que se trata este sitio web. Meterse un producto en el cuerpo que salta en llamas como si fuera gasolina, nunca es buena idea. ¿Es lógico, verdad? Nuestro cuerpo no metaboliza bien el alcohol en ninguna circunstancia, y lo único que estamos haciendo es que trabaje más y peor. Una de las consecuencias secundarias es coger peso y grasa en ciertas zonas del cuerpo.
Como se puede ver, el alcohol y peso corporal van unidos y depende de nosotros que nivelemos las cosas a nuestro favor. No bebas alcohol y come de forma adecuada. Es el mejor consejo que habrás leído hoy.