He hablado en este blog del hígado graso y otras enfermedades que produce el alcoholismo. Sin embargo, siempre he comentado por encima lo que es la cirrosis hepática alcohólica, lo cual es uno de los grandes problemas de los alcohólicos de larga duración. Es una enfermedad conocida solo por el nombre, pero la gente no tiene ni idea de cómo funciona y lo que hace. Por desgracia, la gente se entera muy tarde ya sea por ser alcohólica o tener un familiar con este problema.

También hay que decir que las personas pueden desarrollar una cirrosis por otras causas. No solo el alcohol es el culpable de una cirrosis, pero por desgracia es una de las principales causas. Cuando se trata de la cirrosis hepática alcohólica, entonces cualquier persona que beba alcohol debería saber como ataca esta enfermedad.

El hígado en un órgano de gran tamaño que hace una importante labor por nosotros. Actúa como un filtro para eliminar toxinas que se forman en nuestra sangre y la deja limpia y preparada para seguir haciendo su función. También crear bilis para que nuestro cuerpo absorbas grasas. Por si fuera poco también trata muchos nutrientes como son las proteínas. Son varias las funciones que tiene y todas son muy importantes para estar sanos y seguir con vida.

¿Cómo se contrae la cirrosis hepática alcohólica?

cirrosis sintomas finales

Una persona alcohólica que lleva mucho tiempo bebiendo suele tener varios problemas de salud. De todos los órganos que se ven afectados, el hígado suele ser el que más sufre de los excesos de la persona. Hay gente que empieza a tener los problemas antes y otros después, pero beber en exceso es comprar boletos para tener una enfermedad hepática. No todo el mundo que es alcohólico tendrá una cirrosis, pero es muy posible que tenga comienzos de esta enfermedad de una manera o de otra.

Un problema de cirrosis hepática alcohólica empieza con un simple problema de hígado graso. De hecho, la mayoría de los problemas hepáticos relacionados con el alcohol empiezan con un hígado graso. Con el paso del tiempo suele aparecer un problema llamado hepatitis alcohólica, que es la antesala de una cirrosis. En algunos casos ni siquiera se pasa por la fase de hepatitis y directamente se puede tener una cirrosis hepática alcohólica. Se suelen tardar años en llegar a este punto, pero no hay una edad determinada para que ocurra.

El hígado es un órgano fuerte y que tiene la capacidad de regenerar los daños que se causan al beber mucho alcohol. Sin embargo, tiene sus límites y llega un momento que se puede ver desbordado. Cuando el hígado empieza a tener dificultad para curarse, se empiezan a formar placas que son como cicatrices. No hacen la función real del hígado y solo están para tapar las áreas dañadas por el alcohol. Si se sigue bebiendo alcohol, las cicatrices van aumentando y cada vez queda menos hígado que pueda hacer sus funciones. Es cuando puede hacer su aparición la cirrosis.

¿Qué es lo que pasa cuando llega la cirrosis?

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Como se ha dicho, una cirrosis hepática alcohólica no ocurre de un día para otro. Usualmente hacen falta años bebiendo alcohol de forma abusiva, pero suele darse a partir de los 40. Puede ser antes dependiendo de la persona, la cantidad que haya bebido y algunos factores genéticos. Sin embargo, es en la madurez cuando los síntomas son tan evidentes que se sabe que hay un problema. ¿Cuáles son estos síntomas?

  • Una hipertensión que aumenta la presión de la sangre que viaja por la vena porta. Esta vena es muy importante ya que viaja por el hígado con la sangre que se debe tratar. Esto hace que la persona comienza a sentirse mal de forma habitual, con mareos, nauseas y otros síntomas parecidos.
  • Un cambio de color en la piel, la cual se vuelva más amarillenta.
  • Picores por todo el cuerpo que se vuelven muy molestos y evidentes.

Estos síntomas solo son el inicio de lo que vendrá después, y que no es nada agradable. Cuando se ha manifestado una cirrosis hepática alcohólica, la salud de la persona afectada solo va cuesta abajo. Las siguientes consecuencias son las más terribles de este tipo de problema hepático, y una auténtica tortura para el enfermo.

La verdadera cara de la cirrosis hepática alcohólica

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Cuando el problema de cirrosis empeora, que lo hace sin duda alguna, empiezan a surgir complicaciones mucho más peligrosas que las manifestadas hasta el momento. Una de las cosas que suelen aparecer primero son las retenciones de líquidos, que suele ser en la zona del estómago. El estómago se infla como un balón llegando a tener una apariencia grotesca. Este líquido que se acumula hay que sacarlo y el método para hacerlo no es agradable. Se hace con un drenaje haciendo una incisión en el abdomen.

Otro de los riesgos es una encefalopatía, lo cual puede derivar en un problema neurológico grave. Lo primero que probablemente se hará es una punción lumbar para analizar la naturaleza de la encefalopatía. No hace falta mencionar los problemas que puede dar este tipo de enfermedad. Si sabes como actúa el Parkinson o el Alzheimer, ya te puedes hacer una idea.

El color de la piel y del blanco de los ojos se suele poner de un amarillo fuerte. Es señal de que el hígado está fallando y no hay marcha atrás. En este punto suele ser necesario un transplante de hígado, lo cual es muy difícil siendo alcohólico. La gente que no ha bebido alcohol tiene presencia sobre los que se han estropeado su hígado a propósito. En el mejor de los casos el paciente con cirrosis se puede recuperar, pero es muy complicado en un estado avanzado.

Conclusión

La muerte por cirrosis hepática alcohólica es una muerte con un sufrimiento terrible. El cuerpo literalmente se contamina por las toxinas que tenemos en la sangre y que el hígado no puede limpiar. Aparte de los líquidos acumulados en el abdomen, suele haber hemorragias en diferentes partes del cuerpo. Se puede decir que los afectados se desangran sin tener heridas externas. ¿Realmente merece la pena morir de esa manera por beber una sustancia que te destruye todos los días un poco? Piensa esto antes de tomarte la próxima copa.

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